La mayoría de los centros concertados son religiosos. Somos cristianos, creemos en Dios e intentamos transmitir nuestros valores que son también valores humanos, democráticos y constitucionales.
Nuestros proyectos educativos incluyen programas de interioridad, de conocimiento, de respeto y aceptación del cuerpo, la mente, la sensibilidad y la trascendencia, lo cual implica el cuidado de uno mismo y de los demás. Creemos que la Felicidad interior supone el desarrollo en plenitud de la humanidad que compartimos y que nos une por el hecho de ser personas.
Practicamos con nuestro alumnado: mindfulness, meditación, expresión corporal y cualquier actividad que nos pueda acercar a nuestro ser profundo, para poder integrar lo que somos y vivir de un modo más armonioso al que nos ofrece el materialismo de nuestra sociedad. En la era de las comunicaciones, de las redes sociales, de las Nuevas Tecnologías y las nuevas metodologías de aprendizaje que por supuesto, incorporamos en nuestras aulas, proponemos además, experiencias de encuentro con uno mismo y de conexión profunda con los demás, como reconocimiento y valoración de lo que somos y compartimos, como prevención del acoso y la exclusión. Buscamos desarrollar la compasión y la ternura, la contemplación y la admiración por todo lo que nos sucede y el agradecimiento a Dios, a la Vida, por todo lo experimentado.
Somos cristianos, celebramos en nuestros centros el Pilar, Navidad, Semana Santa y fiestas religiosas que forman parte de nuestras raíces, de nuestra tradición y cultura y que además son expresión de nuestra fe. Fe, que compartimos y abrimos a la comunidad, pero no intentamos imponerla a nuestro alumnado, pues tenemos alumnos evangélicos, ortodoxos, musulmanes, agnósticos y ateos. Con todos convivimos y a todos respetamos, pues entendemos que todos compartimos un mismo Dios, que es el AMOR y eso nos une.
Esta es nuestra opción, la ofrecemos, no buscando que sea la única, pero sí dando la posibilidad de que exista pluralidad, como en nuestra sociedad, para que las familias puedan elegir el tipo de centro que desean para la educación de sus hijos e hijas, como indica el art.27 de la Constitución Española; para que exista libertad de elección.
Si nuestros centros no fueran concertados, a ellos no podrían acceder la inmensa mayoría de los niños, incluidos en muchos casos, nuestros propios hijos. El acceso a una educación de calidad debe estar garantizado por el Estado, es un derecho fundamental de los ciudadanos que recoge nuestro ordenamiento jurídico. Los centros concertados ofrecemos educación de calidad. Muchas familias optan por matricular a sus hijos e hijas con nosotros, les gusta nuestra oferta y la solicitan. Existe demanda social en la escuela concertada. Es una realidad. La libertad de enseñanza es buena para la sociedad, para la democracia y para la convivencia desde la tolerancia y el respeto.
Nieves Rodrigo Ruiz.
Profesora de la Escuela Concertada.
(Un extracto de esta carta, ha sido publicado en Heraldo de Aragón, viernes 31 de marzo).