Colegio Calasanz

Fundación Educativa Escolapias

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El arte de contar un microrrelato

La empresa de gestión de aguas Aquara publicitó un concurso de microrrelato sobre «Agua inteligente». No era fácil… 200 palabras y además intentar que un grupo de palabras que seleccionaron estuviera en el texto. Un grupo de alumnos se pusieron creatividad en marcha… y el resultado ha sido que los dos premios han recaido en este colegio. ¡Enhorabuena! ¡Que esto sirva de motivación para seguir participando en concursos literarios!

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Aquara entrega los premios del certamen literario ‘Relatos de Agua Inteligente’

Aquara ha entregado los premios del I Certamen Literario de Aquara, ‘Relatos de Agua Inteligente’ en el que han participado jóvenes aragoneses de entre 12 y 17 años.

El Director de Concesiones de Aquara, Tomás Pérez Pinto, ha hecho entrega del primer y el segundo premio del certamen a las alumnas de 2º de ESO del colegio Escolapias de Zaragoza, Inés Vaquero y Sofia Rodrigo, durante un acto celebrado en el salón de actos del centro y en el que también han participado miembros de la dirección y del profesorado del mismo.

Inés Vaquero ha recibido el primer premio, dotado de un ipad mini y un diploma acreditativo, por su microrrelato ‘La Salvadora’. El segundo premio, consistente en un libro electrónico y un diploma acreditativo, ha recaído en Sofía Rodrigo, autora del microrrelato ‘Agua sin fin’.

Este certamen ha tenido su razón de ser en el fomento, a través de la literatura, de la sensibilización de los más jóvenes acerca de la necesidad de hacer un uso eficiente del agua y los recursos naturales, así como de la importancia del agua en la sociedad y la vida

La salvadora
El nivel del mar había ascendido demasiado.
Hacía años que los humanos nos habíamos olvidado del consumo responsable del agua, y que teníamos un compromiso con nuestro planeta, la Tierra.
La contaminación había invadido cada rincón de nuestro hogar, y los problemas nos asolaban.
Yo no podía hacer nada. Creía que yo no podía cambiar nada.
Había conocido a varios chicos y chicas de mi edad. Queríamos cambiar el mundo.
Utilizamos Internet, lo único de lo que se preocupaba de mirar la gente cada uno de sus contaminados días. Lo conseguimos.
Al principio, éramos muy pocos, pero cada día las visitas a nuestra página web se doblaban.
Hicimos pensar a la gente. Les concienciamos de a qué extremos habíamos llegado.
No les dijimos que dejasen atrás su acomodada vida; solamente les dijimos que cuidasen el agua, que la respetasen.
La fórmula funcionó. Con un poco de esfuerzo de cada uno, cambiamos todo.
Hoy en día, nuestra página web es conocida como “La salvadora”.
Había que cuidar el agua. Porque todos somos agua.
Inés Vaquero Martínez

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Surcaba los cielos de París. Me dirigía a una conferencia, fruto de un compromiso con una ONG, en la que tenía que explicar cómo era mi rutina allá por el lejano Chad, mi querido hogar. Nada más llegar, me senté en una cómoda silla, demasiado para mí. Empezaron a hablar sobre sus temas, que no despertaron mucho mi atención. Pero en cuanto sus ojos me buscaron entre los reunidos, quedé inmóvil durante unos instantes, pero enseguida recuperé la compostura y comencé con mi discurso. Casi todos contemplaban absortos mi exposición. Los menos, simplemente bostezaban o miraban al reloj. Pasaron los minutos, y los botellines de agua de cada participante iban vaciándose y se volvían a rellenar. Algunos se habían derramado por la mesa, y otros eran tirados a la basura. Y pensé. Por cada segundo que yo perdía ahí explicándoles la realidad a personas que no parecían muy interesadas, miles de personas en África estaban cargando litros y litros de agua contaminada al hombro, recorriendo infinitos kilómetros hasta sus casas, solo para no escatimar agua para sus hijos y familiares. Me paré. No podía seguir observando aquel consumo insaciable. Esbocé una sonrisa forzada y me marché.
Sofía Rodrigo Bonet